Cada 8 de junio celebramos el Día Mundial de los Océanos para recordar la importancia de los océanos en la vida en la Tierra y concienciar acerca de su delicada situación.
La idea de esta jornada fue propuesta en 1992 en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro con el objetivo de reivindicar el papel de los mares y unir a los pueblos en torno a esta causa. Asimismo, se trata de una fecha para celebrar la belleza, la riqueza y el potencial de los océanos.
Ocho millones de toneladas de plástico acaban en el mar cada año
De acuerdo con las Naciones Unidas, la opinión pública necesita interiorizar las terribles consecuencias que nuestras actividades están acarreando en los mares. Según informa la ONU, el 80% de la contaminación en los océanos está causada por los seres humanos. En este sentido, ocho millones de toneladas de plástico al año acaban en los océanos, causando estragos en la vida y el turismo. Por ejemplo, el plástico ingerido por los peces termina frecuentemente en nuestro plato, lo que puede producir fatales secuelas en nuestro cuerpo.
Desde nuestra posición como ciudadanos podemos tomar la iniciativa en nuestro día a día y reducir el consumo de este material, además de reciclar siempre aquello que utilicemos.
Hoy le traemos una serie de consejos para cuidar el mar, ya que la basura que va a parar a los océanos tiene consecuencias no solo para la vida marina, sino también para los hombres.
1. Utilizar menos envases de plástico
Los desechos de plásticos se han convertido en un problema cada vez mayor en todos los océanos. En la actualidad, podemos encontrar mares cubiertos de basura, y la gran parte de estos residuos provienen de los ríos.
Este material no solo causa la degradación de los hábitats marinos, sino también la muerte de numerosas especies. Sin ir más lejos, los anillos de plástico de los packs de latas pueden provocar la muerte de muchos animales como las tortugas o los peces que se quedan atrapados en ellos, por lo que es fundamental cortar los anillos por seguridad y sobre todo reciclarlos.
De todas formas,la mejor forma de evitar todo esto es utilizando menos envases de plástico, empleando recipientes reutilizables y, en general, reciclando más. Por ejemplo, una buena forma de disminuir su consumo es usando botellas de cristal o cantimploras, en lugar de botellas de plástico, así como hacer la compra con bolsas de tela o reutilizables. Asimismo, reducir considerablemente los alimentos procesados, que generan grandes cantidades de plástico, y comprar más a granel, es una de las medidas más efectivas.
2. Cuidar las playas
Aunque parezca mentira, hoy en día sigue habiendo muchas personas que acuden a las playas y dejan en ellas los residuos de plásticos o las colillas sin preocuparse de retirarlas. Algo tan sencillo como tirar los desechos en la papelera no se cumple a menudo, causando la consiguiente contaminación de las playas y de los mares, ya que la mayoría de estos objetos van a parar a las aguas con la subida de la marea o cuando hay oleaje.
Como dato, una botella de plástico tarda en degradarse 500 años. Hay que mostrar respeto medioambiental, llamar la atención a quienes contaminan las costas y también, si se encuentra con algún residuo, lo ideal es que contribuya a recogerlo.
3. No beneficiarse de la vida marina
Numerosas poblaciones de peces se están reduciendo considerablemente debido a la degradación de su hábitat, la alta demanda y la pesca insostenible.
Muchas especies han estado y siguen estando en peligro de extinción a causa de la sobrepesca. Un ejemplo claro es la ballena azul, que a principios del siglo XX estuvo al borde de extinguirse debido a la caza intensiva que realizaban los balleneros para obtener su codiciado aceite.
Por suerte, numerosas organizaciones e instituciones llevan décadas persiguiendo estas acciones y la caza de ballenas está prohibida desde los años ochenta. Aun así, queda mucho por hacer, ya que países como Japón continúan capturando ejemplares supuestamente con fines científicos.
También, como consumidores, hay que evitar comprar artículos que se beneficien de la vida marina, como la joyería de coral -los corales son seres vivos como otro cualquiera- o productos derivados del tiburón u otras especies que estén en peligro.
4. Pesca sostenible
De la misma forma, hay que realizar una compra sostenible de pescado. En la actualidad, la sobrepesca causa la reducción de las poblaciones de numerosos peces y mariscos, y esto no solo tiene consecuencias sobre animales concretos, sino en los ecosistemas marinos al completo. La reducción de ejemplares de una especie puede llevar a la disminución de la población de otra, y así sucesivamente, alterando enormemente el medio.
Hay que conocer las especies que están más sobreexplotadas como el tiburón, la merluza blanca, el bacalao del Atlántico o el pez espada, e intentar reducir su consumo u optar por animales que estén menos explotados.
5. Apoyar a las organizaciones que cuidan del mar
Otra forma de cuidar el mar es apoyar a alguna de las organizaciones no gubernamentales -ya sean locales o globales como Greenpeace o WWF- que protegen los hábitats marinos y los océanos. Puede apoyar a estas organizaciones con voluntariados, promoción o con contribuciones económicas.
6. Reducir emisiones de CO2
Las emisiones de CO2 no solo afectan a la contaminación del aire, sino también a los océanos. Por lo tanto, otro consejo para cuidar los mares pasa por dejar el coche en casa lo máximo posible, así como reducir el consumo de energía, tanto en los hogares como en el trabajo. Una buena opción es utilizar bombillas de bajo consumo.
7. Practicar deportes sin motor
Determinados deportes de mar como las motos acuáticas contaminan el medioambiente y las aguas. Por lo tanto, otro consejo sobre cómo no contaminar el agua es evitar la práctica de deportes acuáticos que empleen motores. En su lugar, se pueden practicar otros como el surf, el buceo o el kayak, y realizarlos siempre con respeto al hábitat marino.